¿Ciencia o pseudociencia? El caso de la psicología transpersonal
Sección: Cartas al editor
Veritas & Research, Vol. 6, N° 1, 2023, 1-3
ISSN 2697-3375
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¿Ciencia o pseudociencia? El caso de la psicología
transpersonal
Science or pseudoscience? The case of transpersonal
psychology
Freddy Roberpierre Jaimesa
a Universidad Científica del Sur, Perú
Señor editor:
En 1969, Antohny Sutich, definió a la
psicología transpersonal (PT) de la
siguiente manera:
La emergente Cuarta Fuerza (la
Psicología Transpersonal) está
específicamente interesada en el estudio
científico y la implementación
responsable de las metanecesidades, los
valores últimos, la conciencia de
unidad, las experiencias cumbre, los
valores B, el éxtasis, las experiencias
místicas, el Ser, la autorrealización, la
esencia, el asombro, el sentido último, la
trascendencia del self, el espíritu, la
unidad, la conciencia cósmica, los
fenómenos trascendentes… y los
conceptos, experiencias y actividades
relacionados. Esta definición está sujeta
a interpretaciones en relación a la
consideración y aceptación de sus
contenidos como esencialmente
naturalistas, teístas, supernaturalistas o
cualquier otra clasificación. (Gimeno-
Bayón, p. 10, 2020)
Se propone como cuarta fuerza por su
aparente orden de aparición; primero fue el
psicoanálisis, luego, el conductismo,
después, la psicología humanista y, en el
seno de esta última, la PT. Como se puede
apreciar, la definición de Sutich parece
más una colección de temas que una
definición concreta y delimitada: el
espíritu, la conciencia cósmica, los
fenómenos trascendentes, las meta-
necesidades, las experiencias ‘cumbre’, la
esencia, el éxtasis y otros.
No queda duda del ambicioso proyecto de
investigación que propone la PT, sin embargo, es
inevitable que surjan las siguientes preguntas ¿cómo
medimos los ‘valores últimos’? ¿cómo definimos
operacionalmente la ‘esencia’ o la ‘experiencia
mística’? ¿la PT es psicología?
En 1976 la PT ingresa al American Pyschological
Association [APA] en la división 32 como una
subdivisión de la psicología humanista. Sus fundadores
más preclaros fueron conjuntamente con Sutich,
Maslow, Grof y, más recientemente, Wilber (Grof,
2008; Duque et al., 2016). La diversidad de temas que
contiene la PT se debió a sus propios iniciadores y
teóricos. Así tenemos que Maslow sostuvo que la PT
está centrada en el cosmos y no solo en las necesidades
del hombre (Fadiman & Frager, 2010; Riveros, 2014).
Grof comparó la mente a un holograma que contiene
verdades universales (Fadiman & Frager, 2010;
Vázquez, 2005). Para Wilber (1984), la PT hace
referencia al proceso que se da dentro del individuo que
va más allá de él, señalando como ejemplo las llamadas
experiencias extrasensoriales tales como la telepatía, la
clarividencia, la retrocognición y la precognición,
incluyendo las percepciones extracorporales y las
experiencias ‘cumbre’, llegando a trascender el límite
del organismo constituido por lo corpóreo.
A la dificultad de encontrar algún parámetro objetivo
que permita acceder a un estudio empírico de esta
amplia variedad de temas, hay que añadir que en el
terreno de la práctica terapéutica la PT se suscribe en
las denominadas técnicas ancestrales, orientales o a una
síntesis de todas ellas con técnicas más contemporáneas
(Fadiman y Frager, 2010). Para Duque y otros (2016)
la PT tiene, además, por herramientas de estudio la
meditación, la respiración consciente y la vibración
inducida.
Veritas & Research
ISSN 2697-3375
Vol. 6| N° 2| 2024
Edita:
Pontificia Universidad
Católica del Ecuador
Sede Ambato
Recibido: 12/12/2023
Aceptado: 8/01/2023
Publicado: 1/02/2024
Citar como:
Jaimes, F.R. (2024
¿Ciencia o
pseudociencia? El caso de
la psicología
transpersonal. Veritas &
Research, 6(1), 1-3.
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ISSN 2697-3375
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La Psicología Transpersonal es una pseudociencia
Hacer una definición de ciencia no es una empresa
fácil, todo lo contrario, hasta hoy no existe una sola
descripción que haga justicia a todas las formas de
hacer ciencia (Chalmers, 2015), sin embargo, a efectos
de distinguir a la ciencia de la ‘no ciencia’ podrían
indicarse los siguientes rasgos: a) el rigor conceptual;
b) la exactitud; c) el apoyo en los hechos; d) la
intersubjetividad; e) la contrastabilidad; g) la
revisabilidad; h) la coherencia con otras teorías
aceptadas; i) la capacidad predictiva; y j) la capacidad
de progreso (Diéguez, 2010). De este modo, no es
difícil advertir que la PT no cumple con la mayoría o
todos los rasgos que caracterizan a la ciencia.
Así mismo, la epistemología nos ofrece algunas
herramientas conceptuales para identificar una
pseudociencia. Así tenemos la definición de Bunge
para quien la pseudociencia es “un cuerpo de creencias
y prácticas cuyos cultivadores desean, ingenua o
maliciosamente, dar como ciencia, aunque no
comparten con esta ni el planteamiento, ni las técnicas,
ni el cuerpo de conocimientos” (2000, p. 32). Es decir,
una pseudociencia es una falsa ciencia. Y más
recientemente, Fasce (2017) propone identificar a una
pseudociencia cuando: 1) se hace referencia a una
entidad o proceso fuera del dominio de la ciencia; 2)
presenta una metodología deficiente; 3) no goza de
evidencia científica; y 4) es presentada como ciencia.
A continuación, en la Tabla 1, se hace el ejercicio de
utilizar los criterios de Fasce para someter a examen
epistemológico a la Psicología Transpersonal. Cabe
resaltar que este análisis no pretende cerrar la discusión
sobre la fundamentación epistemológica de la PT, sin
embargo, llama la atención su cumplimiento en todos
los criterios que caracterizan a una pseudociencia.
Tabla 1.
Psicología Transpersonal bajo examen epistemológico
1
Entidad o proceso fuera del dominio
de la ciencia
2
Metodología deficiente
3
No goza de evidencia
científica
4
Se presenta como
ciencia
Conciencia de unidad, las experiencias
cumbre, los valores B, el éxtasis, las
experiencias místicas, el Ser, la
autorrealización, la esencia, el
asombro, el sentido último, la
trascendencia del self, el espíritu, la
unidad, la conciencia cósmica, los
fenómenos trascendentes, las
experiencias extrasensoriales tales
como telepatía, clarividencia,
retrocognición y precognición.
La PT suscribe técnicas
de origen oriental o a
una síntesis de diversas
tradiciones tanto
modernas como
antiguas. Así mismo, la
meditación, la
respiración consciente
y la vibración inducida.
Hasta el presente, la
PT no reporta
evidencia válida y
confiable sobre su
eficiencia o
efectividad
psicoterapéutica
De acuerdo con sus
fundadores, la PT es
la “cuarta fuerza” de
la psicología, es decir,
como un saber con
acreditación
científica.
A efectos de tomar decisiones sobre la consulta
psicológica que deben tomar las personas que acuden
a reunión se necesita evidencia válida y confiable. La
búsqueda de evidencia está en consonancia con los
fundamentos que caracterizan una ciencia, es decir, si
una teoría apela a ser ciencia deberá pasar por el filtro
de la evidencia so pena de ser sospechosa de ser
pseudociencia.
Para ello, La APA impulsa la Task Force on
Evidence-Based Practice y utiliza para ello los
criterios de Chambless y Hollon (Fonseca-Pedrero et
al., 2021, Echeburúa, 2010) y Tolin y otros (2015) y
surge así la ‘práctica psicológica basada en la
evidencia’ entendida como: “la integración de la
mejor investigación disponible con la experiencia
clínica en el contexto de las características, la cultura
y las preferencias del paciente” (APA, 2006, p. 273).
Una revisión exhaustiva llevada a cabo por el equipo
de Echeburúa y otros (2010) y Moriana y Martínez
(2011) que analizaron la base de datos de la APA y
del sistema público sanitario del Reino Unido
(National Health Service-NHS) y más recientemente,
Fonseca-Pedrero y otros (2021) no encontraron
evidencia de la práctica de la PT.
Como se puede apreciar, desde el análisis
epistemológico contemporáneo hasta el examen para
determinar si posee evidencia psicoterapéutica, se
concluye que la PT es más afín con las prácticas
pseudocientíficas que con la ciencia. Por lo anterior,
cabe hacer una recomendación, si la PT cumple con los
¿Ciencia o pseudociencia? El caso de la psicología transpersonal
Sección: Cartas al editor
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requisitos para ser una falsa ciencia, entonces, ¿en
salvaguardia de la salud mental de la población, se
debería desaconsejarse su difusión y advertir sobre sus
intervenciones “psicoterapéuticas” carentes, hasta el
momento, de evidencia?
Es por ello que a modo de conclusión y para la
discusión académica, la universidad como espacio para
la difusión del pensamiento crítico y la investigación
científica (Moreta-Herrera, 2019) debe promover la
medición de la evidencia sobre los tratamientos
psicoterapéuticos, a efectos de conocer y resaltar
aquellas que efectivamente contribuyan al
mejoramiento de la salud mental de la población y así
dirimir entre las diversas líneas de acción y de
pensamiento que giran en torno a la ciencia y la
pseudociencia.
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